La dermatología pediátrica es la rama dentro de la disciplina del cuidado de la piel que estudia los problemas que afectan a la población infantil.
Uno de los más presentes es la dermatitis atópica, que la padecen entre el 10 y el 20% de los niños en España. Esta afección está más presente en las niñas y en áreas urbanas. Por lo general, suele aparecer antes de los cinco años y su origen se relaciona con una alteración de la función de la barrera epidérmica que está vinculada a mutaciones en diferentes proteínas, como la filagrina.
Los niños y niñas que se ven afectados por esta dolencia experimentan respuestas muy exageradas frente a diferentes estímulos. Las señales que manifiestan esta enfermedad son la sequedad en la piel, la aparición de placas enrojecidas y mucha sensación de picor.
Más allá de este problema, los niños también pueden experimentar hemangiomas y cáncer de piel, dermatitis de contacto, verrugas o problemas que afectan a su salud capilar. En el caso de los bebés es también frecuente la dermatitis del pañal. Por suerte, para todas esas afecciones ofrecen soluciones efectivas en la Unidad de Dermatología pediátrica de la Clínica Dermatológica Internacional (CDI).
Hemangiomas infantiles, el tumor benigno de piel más habitual
Si la dermatitis atópica es la dolencia más común de cuantas afectan a los niños y a su piel, el tipo de tumor benigno más común dentro de esta categoría es el hemangioma infantil. Se trata de un tumor benigno que puede afectar hasta el 10% de los pequeños.
Los recién nacidos prematuros y los niños que presentan bajo peso al nacer son más propensos a desarrollar esta afección. De hecho, con respecto al peso, se estima que por cada medio kilo de disminución en este parámetro con respecto a los valores normales, las opciones de experimentar este tumor se elevan en un 40%.
Como vemos, los hemangiomas son procesos que están muy vinculados a la primera etapa vital, e incluso pueden diagnosticarse antes de nacer, ya que los embarazos complicados por placenta previa o preeclampsia son igualmente factores de riesgo.
Una vez el bebé ya ha nacido, el tumor se manifiesta con lesiones redondas y ovaladas de color rojo intenso que crecen de forma llamativa durante los primeros 9 meses de vida. En ocasiones no requiere tratamiento, pero en muchos otros casos la desaparición no es completa y hay que tomar medidas como el abordaje farmacológico o incluso algún tratamiento láser. En CDI son conocedores de estas prácticas y aseguran un alto porcentaje de éxito siempre que se acometan los procesos de manera rápida. Cuanto antes se valore y diagnostique al paciente mejores son los resultados y la probabilidad de curar estas lesiones.
Tumores en la edad infantil
Los hemangiomas son tumores benignos, como también lo son los lunares. Con estos últimos, cuando el problema puede pasar a mayores, no hay que andarse con miramientos. La mejor opción pasa por extirparlos, o bien evaluarlos constantemente con dermatoscopia digital.
Si el problema pasa a mayores, y de tumores benignos pasamos a malignos, nos encontramos con melanomas. Por suerte, muchos de estos procesos son infrecuentes, pero hay que insistir en el diagnóstico precoz. Algunas enfermedades congénitas como xeroderma pigmentado y el síndrome del nevus basocelular promueven la aparición de cáncer de piel en la infancia.
Ante este panorama, desde CDI promueven la regla ABCDE, que sirve para comprobar si los lunares sospechosos pueden ser la señal que derive en un problema mayor. Esta clínica cuenta con un amplio equipo, tanto material como humano, para revelar a tiempo las situaciones más gravosas y proponer tratamientos eficaces.
Dermatología pediátrica… y neonatal
La unidad de Dermatología pediátrica en CDI ofrece una atención personalizada y completa con diagnósticos rápidos y tratamientos altamente eficaces para los problemas más comunes que afectan a la piel de los niños.
Pero, más allá de esto y sirviéndose siempre de las innovaciones más actuales en atención médica, esta clínica también pone el foco en la dermatología prenatal, que no es más que adelantarse a posibles problemas de la piel.
Así, en las primeras semanas de vida pueden aparecer numerosos trastornos como la hiperplasia de las glándulas sebáceas, eritemas tóxicos, milia, manchas variadas, signo de Arlequín o cutis marmorata, entre otros, así como múltiples infecciones. Todas estas afecciones tienen solución, pero es importante acceder a ellas de manera rápida, para evitar males mayores y que el propio tratamiento sea lo menos invasivo posible para los pequeños.
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